A menudo, la ciudad de Alicante queda eclipsada por las maravillosas playas que la rodean, que son famosas en todo el mundo. Pero más allá de ser el lugar perfecto para disfrutar del Mediterráneo en cualquier momento del año, la capital de la Costa Blanca es una ciudad llena de belleza, historia y tradición que no te puedes perder.

Si decides pasar unos días en la costa alicantina, no pierdas la oportunidad de visitar Alicante y descubrir cuántos secretos esconden sus calles y plazas llenas de buen ambiente, monumentos y rincones pintorescos. ¡Ah! Y no te olvides de probar una horchata en La Explanada para completar lo que será la excursión con mayúsculas de tus próximas vacaciones.
A continuación, te proponemos los 7 mejores sitios para visitar en Alicante y todas las cosas que has de ver para conocer la auténtica esencia de la ciudad. ¡Comenzamos!

1. Barrio de Santa Cruz
Al pie del Castillo de Santa Bárbara, en una de las laderas del Monte Benacantil, se encuentra este pequeño barrio blanco que es el origen del Alicante que hoy conocemos. ¡No hay duda! Todo el que visite la ciudad ha de dejarse caer por las estrechas e intrincadas callejuelas de escaleras que cruzan el barrio derrochando belleza blanca entre macetas de geranios y plazoletas llenas de encanto.
En lo alto del barrio destaca la ermita de Santa Cruz, construida por orden del rey Alfonso X el Sabio en 1271, que es un punto de encuentro esencial para vecinos y visitantes. Especialmente cuando se celebran sus fiestas más populares, las Cruces de Mayo y la Semana Santa, cuando los balcones se engalanan para celebrar las efemérides con música, flores y mucho sentimiento.

2. Castillo de Santa Bárbara
El Castillo de Santa Bárbara confiere a la ciudad de Alicante un perfil único. Desde el punto más alto de la fortaleza, situada en pleno centro urbano sobre el Monte Benacantil, se puede disfrutar de unas impresionantes vistas panorámicas de la bahía de Alicante e, incluso, en los días claros, es posible distinguir perfectamente el skyline de Benidorm o la isla de Tabarca.
La antigua alcazaba musulmana sobre la que se erige el castillo se remonta al siglo IX, cuando la ciudad estaba dominada por los musulmanes y Alí y la princesa Cántara vivían su historia de amor a la vez que protagonizaban una de las leyendas más hermosas de Alicante. Recorrer las antiguas estancias y los patios del castillo es una opción perfecta para los amantes de la historia que podrán escudriñar la rica cultura que atesora Alicante, pero también para los que deseen conocer el desenlace de la vieja y apasionada leyenda de la Cara del Moro.

3. Basílica de Santa María
La antigua mezquita musulmana dio paso en el siglo XIII a esta bellísima basílica católica que puede considerarse como una de las iglesias de mayor riqueza patrimonial de todo el Levante español. Se trata de un auténtico museo vivo.
Santa María es todo un tratado de arte que aglutina en un mismo edificio los estilos artísticos de los muchos siglos en los que se extendió su construcción. Desde el fastuoso altar mayor de estilo rococó, pasando por el barroco, el renacimiento y el gótico, recorrer sus naves te permite hacerte una idea del talento de los artistas alicantinos que siglos atrás trabajaron para regalarnos esta joya arquitectónica. ¿Sabías que su torre sirvió de prisión para los templarios en la Edad Media? ¡Disfruta de esta interesantísima visita!

4. Puerto deportivo
El puerto de Alicante es uno de los sitios más bonitos para disfrutar del atardecer viendo cómo poco a poco el cielo va cambiando de color y con él el perfil del castillo de Santa Bárbara, los edificios y los barcos que se reflejan en la lámina de agua pintando una enorme acuarela.
El puerto de Alicante es una de las dársenas deportivas más importantes de todo el litoral español y son centenares las embarcaciones de recreo que alberga. Pasear por sus muelles todo un placer al alcance de la mano en una tarde de verano. ¡Sólo falta que pruebes un clásico helado alicantino para vivir la experiencia completa!

5. Ayuntamiento de Alicante
La casa consistorial alicantina data del siglo XVIII y se trata de un precioso palacio barroco construido con piedras calizas de la cercana Serra Grossa, cuajado de balconadas y flanqueado por dos torreones atravesados por sendos callejones. Uno de ellos, el más septentrional, posee un reloj que a cada hora en punto interpreta el himno de la ciudad, siendo algo muy característico acudir a la plaza donde se halla para escuchar el soniquete.
Las labores de construcción del edificio se iniciaron en 1699 y, aparte de sus fachadas, destaca la riquísima planta noble que, antaño ocupada con una pequeña capilla y un salón, El Azul, hoy sirve como escenario para los plenos municipales y aquellos actos o eventos de mayor trascendencia para la ciudad. ¡Y un apunte para los más curiosos! El primer peldaño de la escalinata principal del edificio sirve como cota cero del nivel del mar y sirve como referencia para esta medida en toda España. ¿A que no lo sabías?

6. Explanada de España
El paseo de la Explanada es una de las principales avenidas de la ciudad y uno de los lugares más turísticos. Se extiende a lo largo del puerto luciendo uno de los pavimientos más famosos de toda España, cobijado bajo centenares de palmeras. El vistoso suelo de la Explanada lo componen millones de teselas diminutas que dibujan un mar de olas blancas, rojas y negras. No podrás evitar fotografiarte pisando este mosaico que se ha convertido en una de las imágenes más icónicas de Alicante.
Además de recorrer sus terrazas y puestos de artesanía, podrás contemplar las fachadas de esbeltísimos edificios señoriales como la Casa Carbonell o la Casa Alberola. La Explanada es el lugar ideal para tomarte un respiro de tu visita y probar la bebida alicantina por excelencia: la horchata. En el kiosco de Peret, situado en el propio paseo en su extremo más próximo a la Playa del Postiguet, encontrarás la genuina horchata de chufa alicantina. ¿La habías probado ya?

7. Concatedral de San Nicolás
Situada en el corazón del centro histórico de Alicante, la Concatedral de San Nicolás de Bari es el principal templo religioso de la ciudad y en él se custodian sus santos patrones: la Virgen del Remedio y el propio San Nicolás.
De aspecto sobrio en el exterior, el interior renacentista de la iglesia atesora obras de arte de gran interés como la Capilla de la Comunión, el órgano barroco, que es el de mayor antigüedad de la Comunidad Valenciana, o joyas de la imaginería como el Cristo de la Buena Muerte del siglo XVII. Tampoco puedes perderte la colosal cúpula que a 50 metros de altura corona el edificio o su bello claustro en el que se respira un ambiente de lo más místico. Todo un remanso de paz en medio del bullicio de las calles del casco antiguo alicantino.

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